“Detesto vuestras primeras comuniones -dice el Señor-, estoy harto de vestidos de seda, se me han vuelto una carga vuestras diademas y pulseras; aprended a practicar la justicia, enderezad a los oprimidos, proteged a los que no pueden valerse… Porque ésta es la primera comunión que yo quiero: aprende a partir tu pan con el hambriento, a hospedar a los sin techo, a vestir al desnudo y a no cerrarte a los que son tu propia carne…"
Con estas palabras de los profetas se expresa el teólogo José Ignacio González Faus (leer artículo completo aquí)
Ahora que ya han pasado las Comuniones en el colegio es un buen momento para echar la vista atrás y revisar el proceso de Catequesis Familiar que hemos seguido. La llamada a practicar la justicia y la caridad han de resonar en nuestras mentes más que nunca, así como en las de las familias y en las de los niños/as, cada uno en la medida que corresponda. Porque cuando convertimos el Sacramento de la Caridad en una pasarela, en un despilfarro, en ostentación y superficialidad....cuando lo que prima es el vestido, los regalos, los vídeos, las fotos...cuando no transmitimos la Verdad...entonces el Señor detestará nuestras celebraciones.
Ya en la Edad Media se plantea una disputa acerca de la ostentación y la belleza material en las celebraciones. San Bernardo y el Abad Suger representan las dos concepciones que se contraponen acerca del empleo de materiales más o menos preciosos. ¿Es necesario que caridad y dignidad de lo que se celebra estén reñidos?
Hoy, podemos decir que en nuestro colegio hay atisbos de que estamos en el buen camino, aunque aún nos falte mucho. Las túnicas, la ornamentación, los detalles, las celebraciones previas, la colecta voluntaria...todo ello revisado desde la caridad, sin menoscabo de que sean celebraciones dignas que presenten el Misterio como espacio sagrado que es.
Este año han sido dos días, tres celebraciones, 63 niños/as y sus familias, cinco catequistas, cinco celebrantes, un coro... Pero eso son sólo números. Lo importante es que se ha celebrado el Sacramento del Amor y ha prendido en la vida de muchos niños/as que se encuentran con el Jesús al que tanto han rezado hasta ahora. A partir de ya, su relación crecerá hasta que ellos/as quieran. Acompañarlos es nuestro carisma escolapio, desde la Piedad y las Letras, la Fe y la Razón...Caridad y Justicia.
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