Sectarismo en Universidad de Oviedo

Durante tres años, en una fachada de uno de los edificios del Campus del Milán de la Universidad de Oviedo, se pudo leer una pintada que decía: “Muerte a la cultura y a la Iglesia”. Si era difícil de entender que alguien hubiera escrito algo así, no lo era menos que la pintada aguantara desafiante ese tiempo.
Este año, en el transcurso de las elecciones al claustro, aparecieron carteles en el campus con el nombre mío y de otro chico que, con insultos y calumnias, pretendían humillarnos utilizando nuestras creencias religiosas. A todo ello se sumaron amenazas, “mobing” y un intento de agresión.
Mientras que algunos profesores radicales quitaban importancia al hecho, la autoridad del centro, por su parte, reaccionó pasivamente a la hora de quitar dichos carteles y sin decisión a la hora de condenar dichos actos. [...]
Todo fue preparado con alevosía y, quién lo hizo, sabía que nos perjudicaría. ¿Por qué? Mis tres primeros años de carrera fueron necesarios para saber esa respuesta, pues no solamente coincidieron con aquella pintada imponente sino que, fui testigo, de cómo una parte del profesorado utilizaba sus clases para hacer apología en contra de la religión católica. [...]
La educación que, una parte del profesorado, lleva impartiendo en ese centro es el verdadero trasfondo del problema. El laicismo anticlerical que defienden sectariamente, no sólo va en contra de la Constitución sino también en contra de la libertad individual. La intolerancia religiosa y la discriminación que ella produce, es igual de rechazable que todas las demás intolerancias y discriminaciones.La historia nos ha enseñado que todos los “posicionamientos extremos” acaban justificando las mayores aberraciones. No lo permitamos.

Por Javier López Espinosa,Historiador y militante cristiano

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