¡Cuidado! Estad alerta, porque no sabéis cuándo
llegará el momento.
Sucederá lo mismo que con aquel hombre que se
ausentó de su casa, encomendó a cada uno de los siervos su tarea y
encargó al portero que velase.
Así que velad, porque no sabéis cuándo
llegará el dueño de la casa, si al atardecer, a media noche, al canto
del gallo o al amanecer.
No sea que llegue de improviso y os encuentre
dormidos.
Lo que a vosotros os digo, lo digo a todos: ¡Velad!
Lo que a vosotros os digo, lo digo a todos: ¡Velad!
¡Despierta!
No podemos vivir adormilados, ni
ir por la vida con el pijama puesto y la mente embotada pensando en el dinero,
o en los regalos o en cosas que, en el fondo, no nos hacen ser felices.
Adviento es tiempo de despertarse con alegría. El reloj del Adviento es reloj
que impulsa y despierta. Nos invita a velar, a permanecer despiertos, vivos,
activos, comprometidos, con un rumbo claro y no equivocado. Nos encaminamos
hacia Belén. Se ve la
Estrella en el horizonte, la cueva…Ahora toca dejarse prender
por la vela del primer domingo, que nos impulsa a no caminar en la oscuridad ni
en el ensueño, sino en la senda de la búsqueda y del encuentro.
Oración:
Luz del Adviento, despiértanos del sueño de la oscuridad. Encamínanos
por la senda de la sencillez, el desprendimiento y el don de sí.
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